miércoles, 18 de noviembre de 2015

Hablemos del tambor coreano




El folklore venezolano es rico y variado, cada región posee rasgos distintivos que al igual que las características de la naturaleza en Venezuela, muestran una abundante variedad. En el caso del estado Falcón, región ubicada en las costas occidentales de nuestro país y en el que se celebra una de las tradiciones, tal vez menos conocidas, pero más llamativas dentro de nuestro calendario popular. El tambor coriano, cumareberoo veleño, dependiendo de la zona del estado en la cual se ejecute (Coro, Cumarebo o La Vela de Coro), es el único golpe de tambor que no posee un origen devocional, a diferencia del resto, que son tocados en honor a San Juan a finales del mes de junio. El tambor de Falcón es un golpe totalmente festivo que se puede escuchar entre los meses de noviembre y diciembre y cuyos instrumentos característicos son el tambor o paila, la charrasca, el furruco y el cuatro. De allí que se confunda con las populares parrandas típicas de las épocas navideñas. El tambor de Falcón tiene su origen en la llegada de los negros esclavos que provenían de las islas aledañas a nuestro país, tales como Aruba, Bonaire y Curazao.


Se trata de un toque de tambor cuyas raíces están localizadas en Curazao y, más atrás, en el Congo, de donde provinieron los loangos, pueblo que fue llevado a la fuerza a las Antillas Holandesas de donde, a finales del siglo XVII, muchos individuos se fugaron a tierras falconianas para establecerse en los alrededores de su capital, Coro. Ya la ciudad tenía una tradición de tambor, puesto que de Guinea y Mozambique, entre otros territorios, habían llegado contingentes de personas secuestradas por los “negreros”, a fin de encargarse del trabajo duro en las haciendas, a principios de la época colonial (las primeras poblaciones llegan aproximadamente en 1543). 


Al principio, digamos de 1800, sólo se tocaba el tambor, repicándolo con ambas manos. Acompañaba el toque un canto en adoración a Ajé, devenido San Benito al efectuarse el adoctrinamiento católico de los afrodescendientes, y, por supuesto, una danza increíblemente sensual, con movimiento frenético de caderas, que rinde culto a la fertilidad de la mujer. Al principio era un lazo, un canal de comunicación con el África ancestral de la cual había sido desarraigado el negro esclavizado mediante la violencia; luego se convertiría en un factor de unión para enfrentar en tierra extraña las adversidades propias de la situación del destierro.

Asumiendo esta perspectiva, el tambor coriano tal vez deba ser interpretado como el grito desesperado del oprimido que agarra en las manos el medio más eficaz con que sobrevivir ante una situación de violenta deculturación.

El baile podría ser visto así como lo que se le añade posteriormente, en medio de un proceso de transculturación enmarcada en ese proceso agresivo .Tambor remite a África ; África es sinónimo de esclavitud para el colonizador y esclavo significa ser carente de cultura ante sus ojos y los ojos de los grupos sociales que continuarán ejerciendo el dominio colonial y que lo prolongarán durante las denominadas Repúblicas .Era necesario desdibujarlo, debilitarlo o hacerlo desaparecer si fuese conveniente, más sobre todo a partir del conato de insurrección liberado por José Leonardo Chirino, en la sierra coriana, a mediados de la década de los noventa del siglo dieciocho.

El tambor tendría que negociar con la cultura dominante su status y ubicación en la sociedad colonial y postcolonial para garantizar su sobre vivencia .Se adaptaba a las exigencias del colonizador o desaparecería: tal era la dramática disyuntiva a la que se enfrentaría .En el juego con el poder que lo negaba, aparecían estrategias de resistencia; de una de esas estrategias se derivaría el crecimiento del número de tambores de la agrupación instrumental y la incorporación de otras expresiones artísticas, como la danza de carácter étnico y luego otras formas de representación que incluían el baile. Como resultante, en lo relativo al contenido de esas ricas expresiones escénicas, éste se desarrollaría hasta concretarse en un campo semántico cada vez más amplio y abarcador. En lo adelante, decir tambor en cualquier sitio del actual Estado Falcón significaría corianidad, que es como actualmente se le percibe y recibe en la gente común, no sólo en los vecinos de los barrios marginados.


 Vestuario:

Los varones se vestían con pantalón blanco y camisa tipo guayabera floreada.. Usaban sombreros para protegerse del sol.

En la mujer varía dependiendo del estado civil de la bailadora.

Las mujeres si eran niñas con faldas lisas sin faralaos, una cuarta más debajo de la rodilla y camisas amarradas con las mangas tres cuartos. Su baile era más recatado y por lo general hacían ruedas bailando con otras mujeres solteras.

Las mujeres comprometidas usaban la falda subida de uno de los lados y las mujeres casadas las usaban subidas en ambos lados. Usaban uno o dos faralaos en la parte de debajo de sus faldas de una cuarta de anchura. Y su baile era más sensual y desinhibido.

Usaban pañuelos en la cabeza para protegerse del sol



 Fuentes de la informacion:

  1. http://www.venezuelademo.com/musicos/artistas/olga-camacho-y-la-camachera.pdf

  2. Libro de resoluciones y decretos de la gobernación del Distrito Miranda .Años 1903-1906.documento II folio 11-12.Alcaldía Miranda .Archivo Histórico. http://atlasetnograficodefalconvenezuela.blogspot.com/2008/04/tambor-coriano-por-jos-millet.html

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